miércoles, 25 de octubre de 2017

Es

Para desenvolverme en este mundo práctico me veo obligado a cobrarle importancia a la cordura, para pasar inadvertido y no robar demasiadas miradas inoportunas y juiciosas, tengo que haceros pensar que creo en la existencia de la racionalidad, pero estoy cansado de jugar al gato y al ratón. Todos los tratados, discursos, panfletos o historias que nacen de la obsesión permanente por construir un orden mental ficticio, son fruto a la vez de las estructuras programadas y condicionadas por el paradigma común desde el que observamos y vivimos la realidad. Se trata de un bucle vicioso, una niebla alrededor de nuestros sentidos que se alimenta de nuestra creencia en su existencia y en su importancia, que se nutre de los juicios y las opiniones que generamos en torno a las imágenes que nos muestra. Sencillamente… las cosas son. La vida sucede, no hay nada más. El tiempo no es lineal, no hay principio ni fin, el tiempo es otra interpretación humana de algo que simplemente “Es”. Todo ha sucedido ya, dejó de suceder, está a su vez sucediendo y regresará a suceder. Nada en sí mismo es algo concreto o “significable”, todo es una etiqueta construida a lo largo del convencimiento condicionado por la naturaleza de las cosas que influyen en nuestra percepción, irremediablemente.
No tengáis miedo, ni a la muerte ni al dolor. Volad como las cipselas de un diente de león sacudido por el viento. El paso humano por este devenir no es infinito, pero permanece. Un meteorito sacudió la tierra y eliminó a los dinosaurios.
¡Perdamos el sentido, abracemos el delirio, aplastemos la cordura, comencemos a ser con lo que “Es”, pero esta vez conscientes de que “Somos”, de que sólo somos dentro de lo que “Es”!

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