martes, 7 de marzo de 2017

La paradoja de los lobos

1. La paradoja de los lobos se retuerce en mí, se mofa, se burla de los cerebros marchitos y viene a imponer su dilema indescifrable. Viene con sus garras y sus dientes, viene con su pelo erizado, se acerca sigilosamente y vaga entre los árboles. Yo la miro con respeto, pero intento esconder los motivos que despertarían su presencia violenta. A veces trata de hacerme creer que no me ve, de la misma manera que yo intento que piense que no la siento, y sé que sabe que la siento, pero quizás quede con algunas dudas. Cuando se cansa de jugar se une con el viento y lleva su aullido hasta donde me encuentro, el viento me envuelve y entra fuerte en mis oídos, entonces oigo algunos versos... "Yo no creo sus mentiras, son falacias mal teñidas, las cosas bien discernidas no se pueden ocultar". (No es caos)

2. Después se va con el invierno tras las rocas, devora la carroña de las ovejas que arrancó al pastor y huye hacia la cueva en la que talla sus delirios. No tiene intención alguna de que los pensamientos ajenos se cuelen en su morada, no quiere interferencias en sus decisiones más profundas, no quiere órdenes, no quiere castigos, no quiere consejos a pesar de todos los golpes que ha recibido, a pesar de todas las caídas que ha sufrido. Si muere, muere, si vive, aprende, se vuelve más fuerte, más convincente, más impenetrable y en las noches brillantes puede gritar... "Teniendo en cuenta el tiempo pasado, mirando lo que podría venir... no acierto a encontrarme conmigo ¡Dejad que el desorden se apiade de mí!" (No me eduquéis)

3. Con el calor se dispersan las dudas y nacen las ambiciones, se desarrollan las distancias, se pierden los sentidos, se abandonan las razones y, de tanto en cuanto, viene la tristeza, llega la melancolía, la necesidad de vivir y el abrazo de los amigos. Ya no parece que sea tan necesario luchar, ya no existe desafío, nadie tiene el aspecto convincente que lleve a pensar que existe disposición para dar toda la energía y el poder personal en cada uno de los segundos de la vida. Por eso la paradoja necesita otra vez las montañas nevadas y pretende marcharse, quiere encontrar el invierno, necesita un poco de invierno y pide... "Libérame de estos terribles gusanos que devoran sin pausa el cerebro y la sangre de mis hermanos". (Conflicto interno)

4. Luego enferma y se consigue liberar, en el dolor encuentra el efecto y la causa. Toda la basura acumulada, todos los restos inútiles de su ser salen disparados por su boca. Se deja llevar, se deja arrastrar y habla honestamente y todos sabemos entonces de que trata la paradoja, todos comprendemos su nacer, su ser. Se hace luz, se hace visible, puedo tocar su cuerpo peludo, sus colmillos afilados, me deja sentir su respiración acelerada y esta vez sin ayuda del viento, acerca su hocico a mi oreja y reafirma... "Hoy necesito que la noche sea un lienzo para saber de qué color son las palabras". (Desahogo del ego)

5. Parece que ha crecido, puedo observarla en los bancos de la calle, sentada sin hacerse demasiadas preguntas. Tiene la sonrisa leve, ahora su intención es ayudar, así que tiene que romper con su ser, tiene que romper con su convicción de ser y ser algo que nunca trató de comprender. De vez en cuando se engaña a sí misma, quizá sea la única manera de cambiar el pensamiento. De vez en cuando se plantea ser algo que no conoce, pero sabe el camino que debe escoger para empezar a descubrir lo desconocido, así que se marcha tranquila pensando... "No me interesan las verdades absolutas, voy deambulando entre mentiras relativas". (Libre)


6. Pasa el tiempo y no sabe que ha pasado con el tiempo. Anduvo detrás del tiempo buscando tiempo para tener tiempo y perdió pausadamente el tiempo. Vieja está como yo, vieja continúa, casi muerta, sin dinero, sin trabajo, sin amor... Sabe que no es cierto, pero le arrastra esa terrible sensación, ese vacío inútil, ese pensamiento triste que nos convence de que nunca hicimos nada, de que todo lo que hicimos no fue un acto debidamente planificado y que perdimos la oportunidad de plasmar nuestros verdaderos proyectos. Finalmente sólo sonríe y se va, sabe que siempre estará la muerte al final del camino y que ella tenderá su mano más allá de lo importante, por eso vuelve a unirse con el viento y nos lanza un mensaje... "Soy tú mismo, y aquí estuve como ves siempre a tu lado, pero tu me rechazaste al aceptar un porvenir prefabricado". (Desde mi tumba)

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